En una tarde sin lucimiento, destacó la oreja de Miguel Aguilar. Enésimo petardo de Finito de Córdoba

Las aparatosas premiaciones del sábado de gloria acapararon la atención, aunque solo la corrida del domingo de resurrección tuvo buen juego.

Tal vez sea incomprendida la magia de las tardes de toros en Texcoco. Ciertamente, se trata de un coso en el que las normas para ver una corrida de toros se fuerzan hasta el límite de lo que suele ser cotidiano. A los de por sí pintorescos personajes que conformamos la afición de la capital del país y sus zonas adyacentes, se une un público feriante tanto o más pintoresco que muchas veces no tiene la menor formación taurina ni mucha idea de qué es lo que realmente está pasando en el espectáculo por el que desembolsó un dinero. Sin embargo, en su forma de adueñarse del ambiente hay algo que bien vale la pena saber leer, quizás desapasionándose un poco de la afición taurina.

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Resumen de la tarde de Finito. El tercio de banderillas por allá y el señor director de lidia por acá. Ojalá no lo volvamos a ver en México.
Armillita encendió al público pero no convenció al aficionado
Aunque tuvo su parte el mal ganado
Miguel Aguilar el más puesto
El de mejor tranquillo
El de más oficio
Aunque no vino el triunfo

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