Ruidosas tardes de realismo mágico en Texcoco

Las aparatosas premiaciones del sábado de gloria acapararon la atención, aunque solo la corrida del domingo de resurrección tuvo buen juego.

Tal vez sea incomprendida la magia de las tardes de toros en Texcoco. Ciertamente, se trata de un coso en el que las normas para ver una corrida de toros se fuerzan hasta el límite de lo que suele ser cotidiano. A los de por sí pintorescos personajes que conformamos la afición de la capital del país y sus zonas adyacentes, se une un público feriante tanto o más pintoresco que muchas veces no tiene la menor formación taurina ni mucha idea de qué es lo que realmente está pasando en el espectáculo por el que desembolsó un dinero. Sin embargo, en su forma de adueñarse del ambiente hay algo que bien vale la pena saber leer, quizás desapasionándose un poco de la afición taurina.

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Torreón de Cañas echó una corrida seria como de costumbre
Poco vimos de Fermín Rivera
Que tuvo una tarde digna con un lote sin opciones
Una inusual buena estocada del potosino
En contraste Saldivar se llevó el mejor lote de la feria
Aunque no pudo consumar una tarde de triunfo
Quizás porque acostumbra dejar los toros crudos en el caballo
André Lagravere se desdibujó toreando para la galería en la lidia del tercero
Pero se resarció en serio pudiendo con el sexto, que manseó
Habrá que considerar seriamente al Galo, siempre que él se lo tome en serio

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